En Brasil, el mercado de generación distribuida está siendo impulsado por la caída del precio de los paneles solares, incluido el polisilicio, principal materia prima. Las instalaciones ya han superado los 22 GW, con una estimación de terminar el año en torno a los 26 GW de capacidad. Los sistemas fotovoltaicos residenciales también han experimentado una caída de precios de 44% entre 2016 y 2022. China, responsable del 80% de la producción mundial, está contribuyendo a esta caída al aumentar la capacidad de producción. Además, se están desarrollando nuevas tecnologías como la perovskita para abaratar costes y hacer más competitiva la energía solar. Con la reducción de precios y la expansión de la capacidad instalada, se espera un aumento de la participación de los paneles solares en la matriz energética brasileña, promoviendo una transición hacia fuentes más sostenibles.
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