Las recientes olas de calor que azotaron a Brasil durante el mes de octubre dejaron un impacto significativo en el consumo de electricidad en todo el país. De acuerdo con Revisión mensual de EPE, el consumo eléctrico nacional en septiembre de 2023 alcanzó la marca de 44.462 GWh, reflejando un notable incremento de 5,2% respecto al mismo periodo del año anterior, lo que representa la mayor tasa de crecimiento desde agosto de 2021.
Este importante aumento en el consumo de energía fue impulsado principalmente por los clases residencial y comercial, que registraron un crecimiento notable de 9.1% y 8.5%, respectivamente. Este aumento se puede atribuir al uso intensivo de aparatos de refrigeración, como aires acondicionados y ventiladores, en respuesta al calor extremo y temperaturas récord registradas durante el mes de septiembre.
Analizando por regiones, se observa que el Norte, Centro-Oeste y Nordeste experimentaron los mayores aumentos en el consumo eléctrico en las categorías residencial y comercial, sugiriendo una creciente demanda de electricidad en estas áreas debido a las altas temperaturas y la necesidad de mantener condiciones habitables. en entornos residenciales y comerciales.
Aún en el sector industrial, a pesar de un crecimiento más modesto de 1,9%, el Nordeste y el Norte se destacaron con aumentos de 11,8% y 6,3%, respectivamente, lo que indica que las industrias en estas regiones también tuvieron que intensificar el uso de energía eléctrica para mantener las operaciones en funcionamiento durante calor intenso.
Además, el entorno de contratación de energía también se vio impactado, representando el mercado libre 40,8% del consumo eléctrico total, registrando un notable crecimiento de 6,8% respecto al mismo periodo del año anterior. Mientras tanto, el mercado cautivo de las distribuidoras representó 59,2% del consumo eléctrico nacional, con un aumento de 4,1%, lo que pone de relieve la necesidad de garantizar un suministro estable de energía ante condiciones climáticas extremas.
Teniendo en cuenta el contexto actual de cambio climático y la creciente frecuencia e intensidad de los fenómenos meteorológicos extremos, es crucial que las autoridades gubernamentales, las empresas de energía y los consumidores finales colaboren de forma proactiva para desarrollar estrategias de resiliencia y adaptación. Esto incluye desarrollar planes de contingencia e invertir en sistemas de almacenamiento de energía y redes inteligentes para garantizar la estabilidad del suministro de electricidad frente a desafíos climáticos cada vez más graves.
Además, promover políticas para diversificar la matriz energética, con especial enfoque en fuentes renovables y limpias, puede desempeñar un papel crucial en la reducción de la vulnerabilidad del sistema energético ante eventos climáticos extremos. La integración de fuentes de energía renovables como la solar y la eólica no sólo puede ayudar a diversificar el suministro de energía sino también a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, contribuyendo a los esfuerzos globales de mitigación del cambio climático.
Para abordar eficazmente los desafíos que plantean las olas de calor cada vez más intensas y frecuentes, es esencial adoptar un enfoque integral y colaborativo, que incorpore la participación de todos los sectores relevantes de la sociedad. Sólo con un compromiso colectivo y estrategias bien planificadas Brasil podrá construir un sistema energético resiliente y sostenible, capaz de satisfacer la creciente demanda de electricidad, incluso en medio de condiciones climáticas extremas cada vez más desafiantes.