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Para un estado de ánimo positivo

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Desafíos y oportunidades de la seguridad energética

La seguridad energética es un tema crucial para todos los países, afectando directamente la forma de vida que conocemos hoy en día. La posibilidad de amenazas a la seguridad energética se convierte en un dilema que va más allá de las fronteras nacionales y está intrínsecamente ligado a la relación entre naciones. Además, se asocia con una variedad de amenazas que pueden comprometer la estabilidad y el suministro de energía.

La seguridad energética engloba un concepto multidimensional que va más allá de la simple garantía de suministro. También implica la sostenibilidad y competitividad de los sectores económicos y políticos, lo que requiere una cuidadosa planificación y el desarrollo de estrategias eficaces. Es una preocupación constante de los Estados, que buscan asegurar el abastecimiento energético necesario y tener un mínimo de confianza en el acceso a las fuentes energéticas.

Es importante, en este contexto, resaltar la diferencia entre seguridad energética e independencia energética. La seguridad energética se refiere a la confianza en el acceso a la energía, pero no implica necesariamente la independencia del mercado global. Tener acceso garantizado significa satisfacer la demanda a través de producción propia, infraestructura adecuada o diversificación de fuentes de energía. Garantizar la seguridad energética es una responsabilidad del gobierno, ya que es una condición previa para el desarrollo económico, la estabilidad social y la seguridad en una sociedad.

El concepto de "independencia energética” fue presentado por el ex presidente estadounidense Richard Nixon (1969-1974) en 1973, y saltó a la fama en su Discurso sobre el Estado de la Unión al año siguiente. Para Nixon, la independencia energética significaba la capacidad del país de poseer su propia energía, sin depender de fuentes extranjeras. El presidente ya reconoció la necesidad de desarrollar fuentes alternativas de petróleo, gas natural y carbón, con miras a abastecer la demanda interna.

La definición de seguridad energética implica dimensiones políticas, económicas, geopolíticas y de seguridad internas y externas. La dimensión política y económica está relacionada con la gestión y las inversiones en el sector energético. Las dimensiones geopolítica y de seguridad están ligadas a la relación entre Estados y la necesidad de garantizar la protección de los suministros y su transporte. La seguridad energética es un tema complejo, interconectado y complementario entre diferentes áreas, y es una cuestión de supervivencia para los Estados.

La política energética, ligada a la posibilidad de autonomía energética, debe ser tratada como un tema de seguridad y ser entendida como tal, si se quiere preservar logros individuales y estatales, como el desarrollo económico, la estabilidad política y la seguridad de la sociedad.

Para entender cómo el tema de la seguridad energética impacta a los países a escala macro y micro, se tomó el caso de China. La fragilidad de los sistemas energéticos y la crisis energética que enfrentó el país entre 2003 y 2004. Durante este período hubo cortes de energía, lo que resultó en un aumento del consumo de carbón y petróleo para satisfacer la demanda, lo que implicó costos adicionales para el mercado interno. Esta crisis tuvo un impacto significativo en la industria y en varios otros sectores de servicios. Además, es importante señalar que China ha experimentado un aumento de aproximadamente 3% por año en el consumo de energía, lo que afecta directamente la forma en que se utilizan los sistemas de energía. China enfrenta desafíos cruciales en el siglo XXI, que incluyen la necesidad de equilibrar su producción de energía con la protección del medio ambiente, dado el alto consumo de carbón del país.

Revertir este tema es un desafío, sobre todo porque los Estados deben considerar que las fuentes de energía que se utilizan con frecuencia afectan el medio ambiente y causan daños irreparables a los ecosistemas y a los seres humanos. Ante este desafiante contexto, es fundamental que los países adopten medidas estratégicas y de cooperación internacional para garantizar la seguridad energética, frente a las amenazas presentes en el escenario político, económico y geopolítico. Solo así será posible mantener los logros alcanzados y asegurar un futuro estable y próspero para las naciones..

 Sostenibilidad para hacer frente a la creciente demanda de energía

La creciente escasez de recursos naturales y energéticos en los países industrializados y en desarrollo, combinada con la falta de planificación a largo plazo, ha dado la voz de alarma sobre posibles crisis energéticas. Ante este escenario, las organizaciones buscan anticiparse y adoptar medidas que atiendan la alta demanda energética, asegurando la continuidad de las actividades económicas sin causar impactos significativos al medio ambiente.

Países como Brasil han enfrentado importantes desafíos en materia de seguridad energética. Durante el período de 2001, los precios de la energía alcanzaron niveles elevados, mientras el país enfrentaba problemas recurrentes en su principal fuente de energía, las centrales hidroeléctricas. Las sequías prolongadas y los problemas legales afectaron el suministro y provocaron aumentos en los costos de producción de electricidad. Por otro lado, Estados Unidos enfrentó un año difícil en 2022, con severas tormentas de nieve azotando varias regiones y congelando aerogeneradores, afectando la generación de energía renovable. Además, Europa enfrentó una sequía extrema, considerada la peor en 500 años, que afectó a los ríos y redujo el potencial de las centrales hidroeléctricas. Estos eventos resaltan la vulnerabilidad de los países ante condiciones climáticas adversas y la necesidad de diversificar las fuentes de energía, invertir en soluciones resilientes y adoptar medidas de mitigación para enfrentar los desafíos de la crisis energética global.

Líderes y gestores de los sectores público y privado buscan alternativas que suplan el suministro mundial de energía, siguiendo las buenas prácticas ambientales, sociales y económicas recomendadas por los lineamientos ESG (Environmental, Social and Governance). Reducir la dependencia de fuentes fósiles y aumentar la eficiencia y diversificación de la matriz energética son elementos clave de este enfoque.

Para resolver los conflictos de oferta y demanda, medio ambiente, desarrollo económico y seguridad energética, es fundamental construir escenarios de futuro. Esto implica considerar diferentes perspectivas y posibles desafíos para anticipar soluciones eficientes. La seguridad energética, que está intrínsecamente ligada a asegurar el suministro de energía a precios asequibles, requiere la incorporación de fuentes de energía limpia a la matriz energética, reduciendo así la dependencia de fuentes no renovables.

Las organizaciones están adoptando estrategias que combinan la eficiencia energética, la conservación de recursos y el aumento de la proporción de fuentes renovables en sus operaciones. La implantación de prácticas de eficiencia energética permite utilizar los recursos disponibles de forma más inteligente y sostenible, reduciendo los residuos y optimizando el consumo. Además, la diversificación de la matriz energética, a través de la adopción de fuentes renovables como la energía solar, eólica, hidroeléctrica y biomasa, otorga mayor seguridad y estabilidad al suministro energético.

Otro enfoque fundamental es la adopción de tecnologías innovadoras que promuevan la generación distribuida de energía, permitiendo a las organizaciones convertirse en autoproductores y participar activamente en la producción de energía limpia. Esto no solo aumenta la seguridad energética, sino que también reduce las emisiones de gases de efecto invernadero, contribuyendo a la reducción del cambio climático.

Es fundamental que las organizaciones inviertan en investigación y desarrollo, colaborando con expertos e instituciones académicas, con el objetivo de mejorar las tecnologías existentes y buscar soluciones innovadoras para enfrentar los desafíos energéticos actuales y futuros. Además, alianzas público-privadas e incentivos gubernamentales.

Estas medidas, sin embargo, no deben verse de forma aislada. Se necesita un compromiso conjunto de gobiernos, empresas, sociedad civil e instituciones académicas para promover una transición energética sostenible y eficiente. La creación de políticas públicas claras y estables que fomenten la adopción de fuentes renovables, la eficiencia energética y la autoproducción es fundamental para crear un entorno propicio para la inversión y la innovación en este sector.

La concienciación y la educación son factores clave para promover una cultura de consumo responsable y sostenible. Las organizaciones pueden desempeñar un papel clave proporcionando información y orientación sobre prácticas energéticas eficientes, así como fomentando la participación activa de empleados y clientes en la búsqueda de soluciones sostenibles.

La seguridad energética y la sostenibilidad no son solo desafíos, sino también oportunidades para desarrollar nuevas industrias, empleos verdes y crear una economía más resiliente y equitativa. Las organizaciones que anticipen estas demandas emergentes estarán a la vanguardia de la innovación y serán más competitivas en el mercado global.

La anticipación y la sostenibilidad son fundamentales para hacer frente a la creciente demanda de energía y asegurar la continuidad de las actividades económicas sin dañar el medio ambiente. A través de la eficiencia energética, la diversificación de la matriz energética, la adopción de tecnologías innovadoras y la promoción de alianzas estratégicas, las organizaciones pueden jugar un papel crucial en la búsqueda de soluciones que equilibren las necesidades energéticas y la protección del medio ambiente. Actuando de manera responsable y con visión de futuro, contribuirán a un futuro más sostenible y seguro para todos.

Ampliación de la Eficiencia y Diversificación de la Matriz Energética

En el escenario actual, donde la búsqueda de la seguridad y sostenibilidad energética es una prioridad, la planificación e inversión en la autoproducción energética se han convertido en estrategias fundamentales. La autoproducción se refiere a la capacidad de producir energía de forma independiente, generalmente a partir de fuentes renovables, reduciendo la dependencia de fuentes externas y aumentando la resiliencia del sistema energético.

Una de las principales ventajas de la autoproducción es la diversificación de las fuentes de energía. Invirtiendo en tecnologías como paneles solares, aerogeneradores o sistemas de cogeneración, empresas y particulares pueden generar su propia electricidad, reduciendo la dependencia de la red eléctrica tradicional. Esto es especialmente beneficioso en áreas remotas donde la infraestructura de energía puede ser limitada o inestable.

La autoproducción permite el uso de fuentes de energía limpias y renovables. La energía solar, eólica, hidroeléctrica y de biomasa son opciones sostenibles que contribuyen a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y mitigar el cambio climático. Al invertir en estas tecnologías, las personas y las empresas pueden contribuir a reducir su huella de carbono y promover la transición hacia un sistema energético más verde.

Otro beneficio significativo de la autoproducción es la seguridad energética. Al generar su propia energía, los países, las empresas y las personas son menos vulnerables a los cortes de energía causados por fallas en la red eléctrica, desastres naturales o ataques cibernéticos. Esta independencia energética proporciona mayor estabilidad y confiabilidad en el suministro de energía, asegurando la continuidad de las operaciones y reduciendo el riesgo de pérdidas económicas.

Es importante resaltar que la autoproducción de energía requiere una adecuada planificación e inversión financiera. Debe evaluar cuidadosamente sus necesidades energéticas, identificar las tecnologías más adecuadas, considerar los costos de instalación y mantenimiento y garantizar el cumplimiento de las regulaciones. Un estudio de factibilidad detallado y un plan de implementación sólido son esenciales para una autoproducción exitosa.

La planificación y la inversión en la autoproducción de energía son estrategias eficaces para aumentar la seguridad energética y promover la sostenibilidad. Diversificando las fuentes de energía, aprovechando las tecnologías renovables y reduciendo la dependencia de las fuentes no renovables.

América Latina y los Temas de la Diversidad en la Matriz Energética: Pensando el Futuro como Garantía de la Seguridad Energética

América Latina tiene un gran potencial de recursos solares, principalmente en países como Brasil, México, Chile y Colombia. Si bien algunos países de la región, como Costa Rica, Uruguay y Paraguay, lideran el ranking de generación de energía a partir de fuentes renovables, actualmente solo el 6% de la electricidad generada en la región proviene de fuentes alternativas y renovables, como eólica, solar, biomasa y geotermia.

Sin embargo, América Latina se destaca por su enorme potencial para generar energía a partir de fuentes no convencionales, y los gobiernos de la región han mostrado voluntad política para combatir el calentamiento global y el cambio climático. Varios países, entre ellos Argentina, Bolivia, Colombia, México, Paraguay, Uruguay, Perú y Venezuela, firmaron el Acuerdo de París en 2016, comprometiéndose a tomar acciones para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y fortalecer la resiliencia de los ecosistemas ante los efectos de calentamiento global.

Aunque algunos países aún no han ratificado el acuerdo, la meta de la región es lograr que el 20% de la matriz energética provenga de fuentes limpias para 2050. Esto refleja un compromiso con la transición hacia una matriz energética más sustentable y con la reducción de la dependencia de combustibles combustibles fósiles, aprovechando el abundante potencial de recursos renovables disponible en la región.

Brasil y la Seguridad Energética en un Ámbito Energético Diverso

Según Aneel, Brasil tiene una matriz energética dividida entre fuentes renovables y no renovables. Las fuentes no renovables, como el petróleo, el gas natural, el carbón mineral y el uranio, aún representan gran parte del suministro energético, mientras que las fuentes renovables, como la biomasa de caña de azúcar, la energía hidráulica, eólica y solar, se están expandiendo en 2023.

Aunque el país actualmente depende de fuentes no renovables para garantizar el suministro de energía, Brasil tiene un potencial significativo para liderar la transición energética global. Esto se debe a la abundancia de recursos hídricos, la gran oferta de energía solar y eólica y el creciente uso de la biomasa como fuente de energía. La energía eólica ya corresponde a 12,0% de la generación realizada en el país, mientras que la solar tiene una tasa de 14,3%.

En este contexto, la generación de energía distribuida cobra importancia. A partir de 2012, los consumidores brasileños tenían la posibilidad de generar su propia electricidad a partir de fuentes renovables y, si tenían un excedente, podían intercambiarlo con la red de distribución local. Este cambio tiene como objetivo incentivar la innovación, promoviendo el ahorro económico, la conciencia socioambiental y la sustentabilidad.

Además de contribuir para la diversificación de la matriz energética brasileña, la generación distribuida permite posponer las inversiones en la expansión de la red de distribución y transmisión, reduciendo los impactos ambientales y minimizando las pérdidas de energía.

Sin embargo, Brasil enfrenta importantes desafíos en materia de seguridad energética. Las recientes y frecuentes crisis energéticas, la falta de políticas públicas adecuadas y la insuficiencia de la infraestructura energética son obstáculos a superar. La ineficiencia energética y la centralización de la generación y transmisión de energía también son puntos de atención, ya que mayores distancias entre generación y consumo resultan en pérdidas de transmisión, especialmente en un país de dimensiones continentales como Brasil.

Para enfrentar estos desafíos, es importante aprender de las experiencias de otros países que lideran la transición energética, como Suecia, Suiza y Noruega. Diversificar la matriz energética, fortalecer la infraestructura de sistemas e implementar políticas públicas que consideren la disponibilidad de los recursos naturales y fomenten el uso de energías limpias son acciones necesarias para promover la seguridad energética en Brasil.

 Invertir en soluciones estratégicas para empresas que se ocupan de la energía: cómo garantizar la seguridad energética

En Brasil, hay un crecimiento significativo en el segmento de energías limpias y sostenibles, impulsado por empresas que actúan en este sector. Estas empresas están desempeñando un papel crucial en la transición hacia una combinación energética más sostenible y en la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.

Invertir en soluciones estratégicas es fundamental para garantizar la seguridad energética. Para evitar el riesgo de escasez o inestabilidad en el suministro de energía, es necesario desarrollar un plan de acción integral que tenga en cuenta los desafíos a largo plazo.

En este sentido, contar con consultores especializados en el mercado energético es fundamental. Estos profesionales cuentan con los conocimientos necesarios para identificar las mejores soluciones según el perfil energético de la empresa. A través de estudios de casos y diagnósticos de consumidores, pueden ofrecer una orientación precisa y personalizada.

Actualmente, una solución que se ha destacado como estratégica para impulsar el crecimiento de las energías renovables es la autoproducción, combinada con tecnologías integradas de gestión energética y monitorización avanzada. Esto permite a las empresas generar su propia energía a través de fuentes renovables como la solar y la eólica, reduciendo la dependencia de proveedores externos y mitigando los impactos ambientales.

Además, la gestión eficiente de la energía es fundamental para optimizar el consumo e identificar oportunidades de reducción de residuos. La implementación de tecnologías avanzadas de monitoreo, como sistemas de automatización y control, permite a las empresas monitorear su consumo de energía en tiempo real e identificar posibles cuellos de botella o áreas de mejora.

Al invertir en estas soluciones estratégicas, las empresas pueden lograr una mayor autonomía energética, reducir costos, mitigar riesgos y contribuir a la preservación del medio ambiente. La seguridad energética se convierte en un pilar fundamental para la continuidad de las operaciones y una ventaja competitiva en el mercado actual.

Autoproducción de Energía: Beneficios y Tendencias para las Empresas

La producción propia de energía es una tendencia creciente y ofrece varias ventajas. Actualmente, los costos para implementar sistemas de autogeneración han disminuido progresivamente, volviéndose cada vez más accesibles. Además, las asociaciones a largo plazo, a través de la “energía como servicioe”, han demostrado ser ventajosas y eficientes, con un enfoque en el desarrollo sostenible.

La autoproducción de energía puede utilizarse tanto para abastecer íntegramente el consumo de una unidad como para complementar la cantidad contratada a otro suministrador, ya sea en el mercado regulado de energía o en el mercado libre.

Al optar por la autoproducción, una empresa tiene la posibilidad de satisfacer su propia demanda energética, optimizando el consumo, reduciendo los costos de electricidad y minimizando los impactos ambientales negativos, especialmente cuando se utilizan fuentes de energía limpia.

En Brasil, uno de los atractivos que ha impulsado el crecimiento del número de autoproductores es la exención de tasas prevista en el artículo 26 de la Ley nº 11.488 de 2007. Sin embargo, debido al carácter estratégico y específico de los autoproductores actividad productiva, es fundamental contar con el apoyo de empresas especializadas que ofrezcan una gestión completa, con soluciones específicas para la autoproducción, con el fin de obtener los mejores resultados y aprovechar las ventajas disponibles en el mercado.

Desde el punto de vista del Sistema Eléctrico Brasileño (SEB), la autoproducción también mostró resultados significativos, contribuyendo para el aumento de la oferta de energía en el sector. Esto se debe principalmente a la expansión de las fuentes de energía eólica, solar y de biomasa en el mercado libre.

Según la Asociación Brasileña de Inversores en Autoproducción de Energía, las fuentes eólicas y solares cuestan, en promedio, 40% menos que la hidroeléctrica y 50% menos que las termoeléctricas a gas. Un desafío que se debe enfrentar es el costo de instalación inicial, sin embargo, esto se puede mitigar a través de alianzas en el “como un servicioy por la continua reducción del precio de las nuevas tecnologías a medida que el modelo de autoproducción gana cada vez más espacio y adherencia en el mercado.

Planificación Energética y Monitoreo Continuo

En un escenario de creciente demanda de energía y riesgos de escasez de suministro, la planificación energética y el monitoreo continuo de la energía y los servicios públicos surgen como estrategias esenciales para mitigar los impactos negativos y garantizar la disponibilidad de recursos.

La planificación energética implica un análisis cuidadoso de las necesidades energéticas de la empresa, teniendo en cuenta factores como la estacionalidad, las variaciones en la producción y las expectativas de crecimiento. A partir de este análisis, es posible identificar oportunidades para optimizar el consumo, diversificar la matriz energética e invertir en fuentes renovables.

Además, la monitorización continua juega un papel clave en la detección temprana de problemas y la gestión eficiente de los recursos. A través de sistemas de monitoreo avanzados, es posible monitorear el consumo de energía y servicios públicos en tiempo real, identificando desperdicios, fallas de desempeño y oportunidades de mejora.

Al adoptar estas prácticas, las empresas pueden anticiparse a posibles crisis de suministro, implementando medidas preventivas y correctivas. La identificación de cuellos de botella en el suministro de energía permite desarrollar planes de contingencia, como la contratación de proveedores alternativos, la implementación de sistemas de almacenamiento de energía y la adopción de prácticas de eficiencia energética.

Además de mitigar los riesgos de escasez de suministro, la planificación energética y el seguimiento continuo aportan beneficios adicionales a las empresas. La reducción en el consumo de energía se traduce en ahorros en los costos operativos, mientras que la diversificación de la matriz energética y la adopción de fuentes renovables contribuyen a la sostenibilidad ambiental y fortalecen la imagen corporativa.

En el contexto actual, en el que se valora cada vez más la seguridad y la sostenibilidad energética, invertir en planificación energética y seguimiento continuo es fundamental para asegurar la continuidad de las actividades económicas, minimizar los impactos ambientales y fortalecer la competitividad en el mercado. Las empresas que adopten estas prácticas estarán preparadas para afrontar los retos energéticos del futuro, asegurando un suministro de energía estable y sostenible.

Las sugerencias de publicaciones y artículos deben enviarse a publicación@climatepositiveoutlook.info y será evaluado por el editor de contenido.

Este contenido fue creado originalmente en portugués.

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